domingo, 24 de febrero de 2013

Recuerdos de mi Padre y su Mikado 141F2311

     Recuerdos de mi Padre y su Mikado 141F2311



Con el paso de los años se suscita la necesidad de saber de gentes y cosas que llenaron nuestra vida en la infancia, especialmente las que nos recuerdan y acercan a los seres queridos que ya nos dejaron; ese es el motivo por el que desde hace algún tiempo ando madurando la idea de contactar con la persona o estamento adecuado, para averiguar la ubicación de la locomotora Mikado 141F2311 que condujo mi padre en su ultima etapa como maquinista del Central de Aragón en Valencia. En la fotografía de la derecha realizada en la década de los 50 más o menos, pueden ver a mi padre Daniel Ribes Cátala en la puerta y su fogonero, ¿Lainez?, asomado a la ventana, en dicha foto hay dos locomotoras, y si mis recuerdos no me fallan se enlazaban en la estación de Jérica para incrementar la potencia y conseguir remontar el puerto del Ragudo. 
 
Él nunca dejó que nadie limpiara ni engrasara su locomotora, no importándole las horas que después del servicio dedicara a este menester, siempre tenia tiempo para ponerla apunto para el siguiente viaje, la cuidaba mas que a la niña de sus ojos, y si los mecánicos tenían que componer o arreglar algún desajuste, supervisaba su trabajo para que la dejaran como él quería; (supongo que para los encargados del mantenimiento sería un poco plasta); sintiéndose orgulloso de tener bien conservada su maquina y gastar menos combustible —carbón o fuel, según la locomotora— que nadie.


         

Cuando llegábamos mi hermana y yo junto a mi madre al apeadero de Alboraya a despedir o recibir a mi padre los conocidos que esperaban para subir al tren al vernos siempre nos hacían la misma pregunta ¿Es Daniel el que viene hoy de maquinista? Cuando asentíamos hacían una inspiración de satisfacción y tranquilidad al tiempo; sabían que si conducía el convoy él, los vagones de los pasajeros quedarían dentro del andén; nos contaban que muchas veces tenían que hacer verdaderos esfuerzos para subir o bajar del tren. Los demás maquinistas —imagino que eran escasas los pasajeros que subían o bajaban en este apeadero— no se fijaban mucho en esos detalles; no sé si en otras estaciones actuarían también así pero lo que sí sé es que los usuarios del tren se alegraban mucho de que fuera mi padre el maquinista del tren con el que iban a viajar; según decían, su manera de conducirlo era mucho más suave, especialmente al usar el freno.


A causa de la sustitución de las locomotoras de vapor por las de diesel sus últimos años como trabajador de la compañía ferroviaria fueron difíciles, no supo o no pudo adaptarse al nuevo itinerario que le destinaron; el último servicio con su máquina fue, si no recuerdo mal, a Tarragona. A su vuelta le dieron temporalmente la baja, durante un tiempo estuvo muy deprimido; al regresar nuevamente al trabajo fue destinado al depósito del central de Aragón.

Posteriormente, le ofrecieron ciertos cargos lejos de Valencia o la jubilación; sospesando su estado de salud y lo desconocido que le ofrecían, decidió acogerse a la circular 344 —pasando a engrosar la lista de pensionistas— que le fue aprobada y concedida el 1 de diciembre de 1967. Y Daniel Ribes Cátala, ingresado en la red como fijo el 20 de noviembre de 1931, nombrado fogonero el 16 de abril de 1933 y posteriormente maquinista el 20 de septiembre de 1939, después de una vida laboral dedicada en cuerpo y alma a su trabajo, paso a ser personal pasivo de la RENFE.

 
Anexo un pequeño pasaje del artículo que escribí en homenaje a mi padre, publicado en su día en la sección cartas del periódico Las Provincias de Valencia.

Y por ella escribo estas letras de reconocimiento hacia un gran hombre que su mayor virtud fue la de ser un gran trabajador.



DANIEL RIBES CÁTALA maquinista del central de Aragón, quería a su máquina más que a sí mismo, como así dijeron, y todavía dicen muchos de los que te conocieron.


Gracias por haberme dado la vida.

 



Don Javier Fernández López, director del museo del ferrocarril de Asturias, me informo recientemente que en dicho museo existen unos cuadernos en los que figuran todos y cada uno de los trabajadores de RENFE.





Se denominan "Escalafón del Personal", disponen de ejemplares de 1963, 1965, 1974 y 1978. En los dos primeros aparece Ribes Catalá, Daniel, como nacido el 6 de mayo de 1912, ingresado en el ferrocarril el 20 de noviembre de 1931 y con ascenso a Maquinista en fecha 1 de enero de 1945, su destino era la 4ª Zona de Material y Tracción. En la fecha del 31 de diciembre de 1963, existían un total de 4.853 maquinistas, clasificados en el escalafón por la fecha de ascenso a esa categoría. mi padre, según me indica el señor Fernández, era, en ese año, 1963, el número 569, y el 310 el 31 de diciembre de 1965. Como dato anecdótico el maquinista más antiguo de Renfe a 31 de diciembre de 1963, era Bruno Calpe Ibáñez, también de la 4ª Zona, nacido el 6 de octubre de 1897, había ascendido a maquinista el 20 de octubre de 1928.


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